Boris Soto Jelvez
Ingeniero en Conservación de Recursos Naturales
Programa de Biorremediación – Campus Patagonia UACh.
El hidrógeno es uno de los elementos químicos más abundantes y simples en nuestro universo. Es poco común asociar el hidrógeno a un combustible, ya que su utilización no está tan masificada como es el caso del petróleo y sus derivados, sin embargo sus aplicaciones y usos existen desde hace mucho tiempo, donde el más icónico es como combustible en motores de cohetes a cargo de llevar naves y satélites fuera de nuestro planeta.
En la naturaleza es difícil encontrar el hidrógeno en su estado más puro, a pesar de ser muy abundante, es por ello que, para su obtención se aplican metodologías como la de electrólisis del agua, que consiste en separar la molécula de agua compuesta por dos partes de hidrógeno y una de oxígeno (H2O), aplicándole electricidad en 2 polos opuestos, separando así el agua en hidrógeno (H2) y oxígeno (O2).
Entonces, para el proceso de purificación del hidrógeno necesitamos una fuente de energía eléctrica. Actualmente la matriz energética, a nivel mundial, depende de combustibles fósiles que son el principal origen de la energía utilizada para la obtención de hidrógeno, por lo que la purificación también generaría un impacto negativo al medio ambiente. No obstante, existe la alternativa de obtener esta energía eléctrica a través de fuentes renovables no convencionales, como la energía solar, eólica, mareomotriz, etc. Cuando el hidrógeno se obtiene a través de fuentes de energía de origen renovable, es cuando se le acuña el término de “Hidrógeno Verde” y es ahí cuando se presenta como una real opción sustentable y alternativa a los combustibles fósiles.
Su aplicación como fuente de energía puede ser tanto para combustión, como para producción de energía eléctrica, siendo esta última una de las más interesantes. Se estima que podría ser el futuro del combustible para transporte a nivel global. Para la obtención de energía eléctrica a partir de hidrógeno se usan las denominadas “Celdas de Combustible de Hidrógeno”, que son estructuras que a partir de hidrógeno y oxígeno en forma pura y con el método inverso a la electrólisis, son capaces de producir energía eléctrica, solo generando como producto de deshecho, vapor de agua, a diferencia de los motores actuales basados en gasolinas que emiten gases de efecto invernadero como lo es el dióxido de carbono.
A escala mundial existe una necesidad de cambiar la matriz energética, para dejar de depender del petróleo y carbón. Frente a esto se alza la alternativa del hidrógeno como combustible y más fuerte aún, el Hidrógeno Verde, que ya describimos en nuestra columna anterior, debido a que, en el balance total entre la producción y uso del mismo, los deshechos serían mínimos y muy poco perjudiciales a nivel de impacto al medio ambiente, en comparación a otras alternativas.
Chile tiene un gran potencial como productor de energía limpia, por lo que podría ser un productor de “Hidrógeno Verde”, pero para ello es necesario que el estado y las entidades privadas fomenten el desarrollo de tecnologías e investigación para ello. Siempre con una mirada de desarrollo sustentable, ya que para fomentar el uso de combustibles más eficientes, deben ser considerados todos los aspectos, desde el origen, al consumo final.
El problema del cambio climático, provocado principalmente por el uso y abuso de los combustibles fósiles, entre otros, está presente actualmente y como especie humana debemos hacernos responsables de nuestras acciones y tomar medidas frente a esto. Fomentar el reciclaje, el uso consciente de los recursos, conocer nuevas tecnologías, aprender y cuestionarse. Son pequeñas acciones que podemos tomar para generar conciencia y cambio.