Festividades de Plástico

Magdalena Márquez Díaz

Bióloga Marina

Programa de Biorremediación,

Campus Patagonia – Universidad Austral de Chile

Durante las noches de navidad y año nuevo en Chile, se generan alrededor de mil toneladas de basura, el cotillón, los recipientes de plástico, entre otros. Utilizados durante esta temporada generan diversión entre 1 minuto a 1 hora y son, en general, de un solo uso pues la mayor parte queda inutilizable, cuyo tiempo promedio de “descomposición” de 10.000 años, tiempo durante el cual serán fuente de alimento nocivo, para muchas aves y mamíferos; y se propagará al agua y suelo mediante procesos de fragmentación y descomposición. Este último proceso depende de condiciones ambientales, especialmente temperatura y luz UV disponible.

Es así como la degradación de un macroplástico (llamaremos así al plástico visible), es fuente secundaria de microplásticos al medio ambiente. Y cuando pensemos en macroplásticos no solo pensemos en botellas, sino también en elementos tales como, las prendas de ropa sintética regaladas y típicas de uso veraniego, pues las aguas residuales provenientes del lavado de ropa sintética también aportan una gran cantidad de microplásticos al ambiente.

Cabe preguntarse entonces, ¿son solo los plásticos los generadores de microplásticos? La respuesta es no. La fuente primaria de generación de microplásticos se encuentra en la composición de numerosos productos industriales, tales como jabones, limpiadores faciales, pastas dentales, etc. Productos bastante cotizados por el común de las personas. De esta forma invito a reflexionar, en primera instancia, sobre todos los productos que consumimos y con los cuales producimos daños visibles al medio ambiente y como éstos se traducen en daños imposibles de detectar a simple vista.

Es lamentable la invisibilización de un contaminante producto de la creencia popular de que si algo no se ve entonces no existe, siendo que claramente esta microcontaminación en algún momento debe ir a parar a las aguas que nos rodean, donde afectan también a los organismos existentes en ellas, como el retraso en la respuesta de huida o escape ante depredadores en pequeños peces o la compresión del aparato digestivo en moluscos pequeños pertenecientes al plancton. ¿Cuánto tiempo debemos esperar para ver su efecto en animales de mayor tamaño tales como los humanos? Actualmente la Organización Mundial de la Salud, OMS, indica que los microplásticos no son considerados un riesgo para la población humana que tiene acceso al agua potable, sin embargo, indica que la información disponible es escasa y es importante realizar más estudios sobre esto.

También es interesante reflexionar, ¿Por qué solo nos interesan las normativas que apuntan a mantener la salud humana? ¿Por qué nos interesa solo cuando estamos totalmente seguros de que hay riesgo? El enfoque preventivo debería prevalecer, sobre todo sabiendo que la ciencia ya ha encontrado efectos del microplástico sobre algunos organismos, a pesar de lo incipiente de estos estudios alrededor del microplástico. ¿Por qué no tomar estos ejemplos y normar sobre una base de prevención, donde no solo busquemos preservar la especie humana, sino que busquemos preservar la salud ambiental, salud de la cual la especie humana también se beneficiará?

Lamentablemente la mayor parte de los productos que utilizamos contiene plástico, debido a que su bajo costo hace que sean accesibles para la mayor parte de la población, en contraposición con los productos amigables con el medio ambiente, los cuales están restringidos, debido a su alto costo para la mayoría de las personas.

Sería ideal que en las festividades, antes de armar el árbol de navidad con adornos plásticos, de comer en platos y servicios plásticos en el paseo de curso o trabajo, de usar cotillón y plástico en la fiesta de año nuevo y dar regalos sintéticos, nos detuviéramos a pensar un minuto sobre el daño que generamos al medio ambiente, pues no solo son actos individuales sino una conducta sistémica repetitiva.